AMOR PRECIOSO
OBJETIVO: Enseñarles a
los niños respecto al inmenso amor que Jesús tiene por nosotros.
LECCIÓN:
AMOR PRECIOSO
“Entonces Él les refirió esta parábola,
diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de
ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió,
hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozosos; y
al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo,
porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más
gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve
justos que no necesitan de arrepentimiento.”
(Lucas 15:3-7)
Eran cien ovejitas. Una se perdió. Él dejó a
las 99 resguardadas y fue en búsqueda de la ovejita perdida. Aun teniendo otras
99, jamás iba a dejar a aquella ovejita solita. El Señor Jesús estaba dando el
ejemplo de Él mismo. Él dejó la casa de Su Padre, el cielo, para venir a este
mundo a salvar las ovejas perdidas.
Él te dio tanto valor que vino a este mundo
para pagar el precio de tu rescate. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, rompieron
la conexión que tenían con Él. Como estaban sucios por la desobediencia, no
podían acercarse más a Dios. El pecado aparta a la persona de Dios tan
profundamente que es una especie de muerte.
Quién está lejos de Dios está muerto
espiritualmente. Para volver a acercarse, antiguamente, antes de que Jesús viniera
a este mundo, las personas necesitaban que un animal puro y sin ninguna mancha y
ningún defecto fuera sacrificado en su lugar por un sacerdote. De esa forma, la
muerte física de aquel animal sustituía la muerte espiritual de la persona, que
podría volver a acercarse a Dios.
Pero el sacrificio de un animal no era un
sacrificio perfecto, pues la única forma de poder sustituir perfecta y definitivamente
a una persona era que otra persona adulta, pura, sin pecado, muriera en su
lugar. Pero, ¿cómo podría morir una persona sin haber pecado, si cualquier hijo
de hombre y mujer ya tenía una tendencia natural a pecar?
La única manera fue la que Dios planeó: Él
mismo Se iba a materializar en la forma de Su Hijo. Siendo Dios, sería puro. Y,
siendo hombre, iba a poder sustituir a la humanidad y cargar los pecados de
cada uno de nosotros. Fue por eso que Él murió en la cruz.
Fue el precio de nuestro rescate, porque
estábamos secuestrados por el pecado y condenados al inferno, pero Él nos
rescató y nos dio la salvación, que es el derecho a ser feliz aquí en la Tierra
y vivir eternamente con Dios.
El Señor Jesús hizo eso por nosotros. Para
que puedas reconectarte con Él. Eso es amor de verdad. El amor que da mucho más
que besos y abrazos, dio Su propia vida para que hoy puedas vivir una vida
feliz con Dios y, después que mueras, unirte a Él en el cielo. ¡Su regalo dura
toda la Eternidad!
El
verdadero amor
Si buscas tu verdadero encuentro con Dios y
entiendes el sacrificio que hizo el Señor Jesús, entregando tu vida a Él, comenzaras
a tener acceso a la salvación que Él conquistó para ti. Y así podrás, entonces,
vivir a Su lado para siempre. Eso es para que veas el valor que Dios le da a tu
vida.
Eres una joya preciosa para Él. Cuando tienes
un encuentro con Dios, experimentas el verdadero amor, porque Dios es la fuente
de amor. Si hasta hoy pensabas que nadie
te quería o sentías que aún no conocías el amor, sepa que puedes encontrar al
mayor amor del mundo y convertirte en esa fuente.
Algunos niños tienen problemas en la casa y
piensan que la madre no los ama. Pero fue Dios Quien hizo a su madre y puso Su amor
dentro de ella. Si aún no logra tener acceso a ese amor, es porque ella aún no
conoce el amor de Dios. Ella, inclusive, puede estar dentro de la iglesia, pero
aún no Lo conoció.
Pero si conoces el amor de Dios, vas a lograr
trasmitirle ese amor. Aunque tu madre no te dé ese amor, tú vas a darle ese
amor a ella, porque está escrito que aquel que da, recibe. Aunque no recibas en
el momento, estás sembrando amor y, más tarde o más temprano, cosecharás.
La persona que no sabe demonstrar amor es la
que más necesita recibir amor. Porque es como tierra seca. Nadie logra dar
aquello que no tiene. Para que yo le dé una manzana a alguien necesito tener
una manzana, ¿no es verdad? Para dar amor, yo necesito tener ese amor dentro de
mí.
Si tus padres no logran demostrarte amor es
porque ellos no logran encontrar ese amor dentro de ellos. Y
si tú buscas a Dios, la Fuente de todo amor, vas a tener mucho amor dentro de ti para ayudarlos a llenarse y a encontrar a la
Fuente del Amor. En el Reino de Dios, quien da, no se queda sin nada. Cuánto
más damos, más recibimos.
Una
joya preciosa para Dios
Dios nos considera a cada uno como una joya muy
preciosa, que no puede ser perdida y debe ser guardada muy bien. Nosotros somos
como una joya preciosa para Dios y fue por eso que Él pagó aquel alto precio en
la Cruz del Calvario.
Siempre recuerda que nunca debemos apartarnos
de nuestro Pastor que es Jesús. Como aquella ovejita que se perdió, quien
sufrió lejos del pastor hasta que fue rescatada, todo el mundo que se aparta de
Jesús sufre mucho. Pero si nos quedamos cerca de Él, podemos experimentar ese
amor.
Existen muchos niños en el mundo, pero Dios te
eligió para conocer Su amor. Estás aquí hoy por eso, no es casualidad. Él sabe lo
que estás pasando y quiere darte la llave para una nueva vida. Una vida de paz,
de alegría, de un futuro feliz. Es eso lo que Él está ofreciéndote hoy. Y esa
es la elección que puedes hacer.
CONCLUSIÓN:
Dios te ama de la manera que eres, aun con tus
defectos. Su amor es puro e incondicional. Él sacrificó a Su Propio Hijo por
amor a ti, para poder pasar la eternidad a tu lado.
Después de que Le entregues tu vida, Él te
dará todo lo que necesites. Recibirás ese amor incondicional, y quien Lo recibe
también sabe amar a todos. Jesús quiere hacer de ti un discípulo. Recibiste Su amor
y ahora vas a querer dar lo que recibiste. Y, en el Reino de Dios, cuánto más
damos, más recibimos.
Observaciones para las educadoras:
•
Hacerles
preguntas a los niños (las que ponemos a continuación son sugerencias que pueden ser usadas, pero la educadora , que conoce a los niños
y está con ellos en el momento de la clase puede – y debe – crear sus propias preguntas relacionadas al tema, para
interactuar mejor con ellos y hacerlos pensar, aplicando a la propia vida lo que oyeron).
•
Pedir testimonios (es importante
que los niños vean el resultado de lo que
ha sido predicado. De la misma forma que el pastor muestra los
testimonios de transformación de vida, es importante
que la educadora también muestre testimonios).
Converse con los niños y
vea lo que esas enseñanzas han hecho en sus vidas. Usted se
sorprenderá y el Espíritu Santo
orientará su trabajo).
Preguntas:
1-
¿Por qué piensas que Dios te ama?
2-
¿alguna
vez sentiste ese amor
arder en
tu corazón?
3-
¿Cuál es la mejor manera para
que Le retribuyas ese amor?
Educadoras
y
Consejeras:
Comparen
las respuestas de los niños y de los Teens según el ejemplo de las
siguientes respuestas.
Respuesta:
1. Porque, aun equivocándome, Él me
amó primero.
Envió a Su Único Hijo para salvarme a mí y
a toda la humanidad.
2. Sí, por salvarme y pagar el precio de mis pecados con Su
muerte en la cruz.
3. Contándoles a todos – acerca de Su amor y del deseo que
tiene de que estemos con Él para siempre.
¿Quién
sentía falta de amor y, después de lo que
oyó, conoció el amor
de Dios? (Esa pregunta
debe realizarse a lo largo del mes, después de que el niño haya asistido
a algunas clases
sobre el tema.)
NOTA: Interactuar
con los niños y los Teens, según las respuestas. Pedirle
dirección al Espíritu Santo.
Saber darle
ejemplos al niño para
que cada día reciba una
enseñanza extra.
Los temas
son mensuales, pero las educadoras deben enriquecerlos con ejemplos
diariamente.
Frases-claves para dirigir las clases de los niños más pequeños:
El Señor Jesús vino al mundo para salvar a las ovejas
perdidas.
Quien está lejos de Dios, está muerto espiritualmente.
El Señor Jesús fue el sacrificio perfecto. Dio Su vida para
que tengas derecho a acercarte a Dios.
Puedes experimentar
el verdadero amor.
Quien no ama, no conoce el amor de Dios.
Quien da, recibe.
Eres una joya
preciosa para Dios.
Busca el encuentro con Dios para tener un futuro feliz.
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