Tania y Pablo eran gemelos y tenían 10 años. Ellos frecuentaban la EBI, pero no prestaban mucha atención, eran muy perezosos y vivían reclamando. Los dos siempre llegaban atrasados en el colegio, pues ellos se tardaban en levantarse de la cama y dejaban a la mamá, doña Rosa, mucho tiempo intentando despertarlos.
Pablito hacía los ejercicios despacito y solo pensaba en llegar en casa para jugar con el computador. Las profesoras vivían llamando la atención de él y doña Rosa siempre era llamada en el colegio.
Cuando llegaban en casa, ellos tiraban todo por la sala: las mochilas, los zapatos y dejaban todo desorganizado. Tania corría para jugar con las muñecas y Pablito con el computador y solo hacia las tareas cuando doña Rosa mandaba. Después del juego, Tania dejaba las muñecas tiradas y Pablito se olvidaba de apagar la computadora y era la mamá de ellos que terminaba ordenando las muñecas, guardando las mochilas y zapatos, le tocaba organizar Todo el desorden. Doña Rosa enseñaba a los hijos que ellos no deberían ser perezosos, pero de nada servía.
Cierto día, la educadora de la EBI estaba enseñando un versículo que decía: “Mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio.” Al oír el versículo Tania preguntó cuál era su significado, y la educadora le explico que Dios enseña, a través de su Palabra, que Él no se agrada de la pereza y nos manda observar las hormiguitas, que son tan pequeñitas y viven buscando alimento y, cuando lo encontraba, luego lo cargaba. Dios nos enseña a observar el ejemplo de las hormigas para que seamos sabios e inteligentes como ellas.
Pablito y Tania confesaron que no estaban siendo inteligentes, pues vivían siendo dominados por la pereza. Entonces la educadora dijo que solo dependía de ellos el dejar de ser perezosos y actuar diferente. Lo gemelos entendieron y, a partir de aquel día, cambiaron de comportamiento y se tornaron organizados y estudiosos.
Conclusión:
Las actitudes de los gemelos los perjudicaban en el colegio y entristecían a su madre. La pereza perjudica a muchas personas y desagrada a Dios. Si has actuado como los hermanos de la historia de hoy, entonces pide perdón a Dios y cambia tu comportamiento para que puedas ser bendecido.
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