sábado, 2 de enero de 2016

Tema del Mes


Planificación

EBI 2016

Planificando las clases de 2016 en la EBI

Carta a las educadoras de la EBI:

Sabemos que Dios cuenta con nuestra disposición para el servicio de Su obra. Él ha visto nuestro deseo de ayudar a los pequeñitos y espera mucho de cada una de nosotras. Pero, solo realmente con Su orientación podemos transmitir la fe y formar en ellos el carácter de nuestro Señor, a través de los frutos del Espíritu Santo.

Sin embargo, es necesario que seamos el referente de una vida transformada por Su poder, en la búsqueda y en la comunión perfecta con el Maestro de los maestros. Eso usted podrá hablarlo y vivirlo juntamente con ellos, en cada punto mencionado aquí, en cada mes.

Podemos ser la Biblia abierta para ellos, y nuestro comportamiento y empeño en estos estudios deben reflejar la imagen de Dios y, así, ellos Lo conocerán como Padre, Amigo y Protector. Verán que tememos a Él como Dios justo y verdadero, como Aquel que tiene poder, que está presente y que todo lo sabe. 

A través de nuestro ejemplo, debemos enseñar que Dios tiene que ser el primero en todo en nuestras vidas y, consecuentemente, seremos felices, tan solo porque creemos y obedecemos a Sus Palabras. Si practicamos la Palabra es porque somos humildes para someternos a Sus Mandamientos y, así, obtenemos la salvación por la fe.

Y cuando aplicamos la Palabra, recibimos la sabiduría que viene de lo Alto. No alcanzamos esa sabiduría por los conocimientos que vienen de los hombres, sino por lo que aprendemos de Dios. Nuestros ojos están abiertos a Su majestad y poder, y nunca nos conformaremos con vivir una vida de opresión del mal, pues conocemos al Dios a Quien servimos.

Esa indignación siempre estará presente para hacer la diferencia y conquistar las bendiciones prometidas por Él. Siempre vigilando para guardar nuestros corazones de las cosas del mundo y para permanecer en Sus caminos.

¡Que Dios las bendiga a todas abundantemente!
Ester Bezerra
Sobre la planificación
Para auxiliarla a pasar Espíritu a las almas que le serán confiadas, la EBI preparó una planificación de clases para cada mes del año. El tema será el mismo durante todo el mes, pero le corresponde a cada educadora desmembrarlo en cada nueva clase, para hacer que ese contenido se torne dinámico e interesante para los niños.
Los textos de las lecciones son largos justamente para que cada tía lea, medite cuidadosamente en lo que está escrito, Le pida orientación al Espíritu Santo y extraiga el contenido para todas las clases del mes.
Lo importante es que el objetivo del mes sea alcanzado en cada clase que usted ministre. Eso debe dirigir todo su trabajo en la EBI. Es importante que usted tome en serio lo que está explicándose aquí y sacrifique para leer con atención cada uno de los textos. Cuanta menos facilidad tenga usted, más atenta deberá ser su lectura.
La idea es mostrarle al niño cómo los principios contenidos en la Palabra de Dios, pueden ser aplicados en su día a día, por eso es importante conocer a los niños, oírlos y entender un poco más de su mundo, para comunicar mejor el contenido que tenemos para pasar.
No se olvide de hablar de salvación en todas las clases, dentro del contexto de la lección del día, pues no sabemos cuándo aquel niño tendrá otra oportunidad.
La planificación mensual traerá sugerencias sobre preguntas a realizar durante las clases, pero usted puede pensar en más preguntas, invitar a los niños a intercambiar ideas sobre el tema.
También hable de sus experiencias con el tema. El niño aprende con ejemplos y su papel es lograr enseñarles a los pequeños a aplicar la enseñanza en lo cotidiano.
Todas las lecciones están interconectadas. Siéntase a gusto para citar los temas clave de los meses pasados. Usted notará que todos los meses citamos lo que aprendemos en los meses anteriores. Eso es importante, pues el niño empieza a entender la relación que existe entre un tema y otro, y cómo se complementan todos.
La Palabra de Dios es completa y alcanza todas las áreas de nuestra vida. Aprendiendo los 12 principios básicos que abordaremos durante este año, los alumnos de la EBI estarán listos para tener una relación sólida con Dios, desarrollando su salvación.
Evitamos al máximo utilizar la Biblia en el lenguaje de hoy, manteniendo las traducciones más tradicionales para que los niños se acostumbren al lenguaje bíblico y logren familiarizarse con las palabras difíciles, estimulando la capacidad de interpretación. La explicación vendrá en la clase, la tía debe aclarar lo que el versículo presentado quiere decir.
No se olvide: la EBI no enseña religión. No estamos aquí para dar clase de religión, sino para llevar a los niños a tener una relación real con Dios. Clases interesantes, en el lenguaje del niño, conectadas a su cotidiano, en las que logre ver que Dios es un Amigo cercano y verdadero, en Quien puede confiar.
Si usted, educadora, vive eso y mira a cada niño de su sala como un alma que le fue confiada, cosechará muchos frutos para la Vida Eterna.
Y recuerde: los niños más difíciles son justamente aquellos que más dirección necesitan. El mal ciertamente intentará apartarlos de usted. Los más agresivos son los más heridos y acorralados. Pídale a Dios sabiduría para lidiar con todos ellos y también para verlos como Dios los ve.
Aun con esta programación en manos, es sumamente importante que cada educadora cuide su vida espiritual. Busque a Dios en las reuniones del Espíritu Santo y no deje de buscar en su casa.
Medite en la Palabra de Dios y vigile sus actitudes diariamente. Viva en la justicia y en la disciplina de la Palabra de Dios, y busque en el Espíritu Santo, la dirección para cada encuentro que usted tenga con los niños de la EBI.


Es un trabajo espiritual muy importante que Dios confió en sus manos. Tenga eso en mente diariamente. Usted no es una mujer más en el mundo, usted es un instrumento de Dios para rescatar almas y familias enteras. Usted es una sembradora de la Palabra de Dios.
Tal vez nadie vea su trabajo, tal vez ni siquiera logre ver un retorno inmediato de lo que usted hace, pero continúe sembrando con amor y regando con la fuerza de su fe. Inevitablemente, esos árboles crecerán y darán muchos frutos para el Reino de Dios. Y la recompensa usted no solo la recibirá aquí, sino en la eternidad.
                                                                                                                                                                                                                                                                           

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EBI – Planificación de las clases de 2016

ENERO

OBJETIVO DE LA LECCIÓN: OBEDIENCIA
OBJETIVO: Llevar al niño a ser obediente a los padres y a las autoridades.
LECCIÓN:
ES MUY BUENO SER OBEDIENTE
"Tomó, pues, el SEÑOR Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:15-17)

Todo lo que Dios hizo era perfecto. Él es tan maravilloso que primero preparó el paraíso, con un lindo jardín, varias flores de colores diferentes, diversos árboles con frutos deliciosos, ríos y cascadas cristalinas.

Él creó todo primero y, después, creó al hombre para cuidar todo lo que Él había hecho. Todo para que el hombre sea feliz. Él le dio todo lo que el hombre necesitaba, hasta una compañera para formar una familia.

Dios hizo todo lo que el hombre necesitaba para ser feliz

El ser humano recibió todo listo. No necesitaba sufrir para conseguir las cosas, no existía nada de lo malo que conocemos hoy en el mundo. Guerras, hambres, miseria, enfermedades, muerte... nada de eso formaba parte del plan original de la creación de Dios.

Y, como si fuera poco, el propio Dios iba todos los días al jardín para conversar con Adán y Eva. ¡Qué perfectos debían ser aquellos días! Todas las tardes ellos se encontraban con Dios y no sentían la falta de nada.

Dios les dio todo. Y solo pidió una cosa a cambio. Algo que no les costaba nada. Como reconocimiento por todo aquello que Él había dado, tantos árboles con frutas sabrosas para comer, tanta alegría y tanta paz... Él les pidió a Adán y a Eva que no tocaran un árbol, al que Él llamó árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Aquel Árbol era de Él.

No parecía nada muy difícil de hacer, después de todo, no les faltaba nada a Adán y a Eva, ¿no es verdad? Si ellos sentían hambre, el jardín estaba lleno de árboles con frutas dulces. Si sentían sed, tenían un río fresquito muy cerca.

Cualquier cosa que quisieran, estaba al alcance. Era un árbol en medio a muchos otros árboles. Lo que aquel árbol representaba para Adán y Eva es lo que el diezmo representa para nosotros.

Dios creó todo. Todo era de Él. Él decidió darle todo al hombre y pide que el hombre solo le devuelva el 10% de todo lo que recibe, como señal del pacto que hicieron. Separando lo que es de Dios, el hombre puede considerar lo restante como suyo. Y Dios bendice todo lo que sobró, para que se multiplique.

De esa forma, mientras no tocaron el árbol que pertenecía a Dios, el diezmo del jardín del Edén, Adán y Eva no tenían de qué quejarse. No era una regla injusta o imposible de cumplir. Todo lo que necesitaban hacer era obedecer.

La obediencia era un gesto de respeto y de consideración por todo lo que habían recibido. Pero, ellos fueron ingratos con Dios y desobedecieron, comiendo el fruto del único árbol que Dios ordenó que no comieran.

Él sabía lo que era mejor para ellos, por eso, prohibió. Dios quería protegerlos. Pero ellos dudaron de Él y prefirieron obedecer al mal. Fue así que entró el mal en el mundo: por medio de la desobediencia. Al acercarse al mal, el hombre se apartó de Dios. Con la desobediencia, el pecado y la muerte entraron al mundo.

Toda actitud tiene una consecuencia

En el jardín había otro árbol especial, llamado Árbol de la Vida. Los frutos de ese árbol le iban a dar al hombre el poder de vivir para siempre. Como el ser humano ya conocía el mal, no podría más vivir para siempre.

De esta manera, Adán y Eva fueron expulsados de aquel lindo paraíso que les había obsequiado Dios. Ellos estaban, en aquel momento, cosechando las consecuencias de la actitud que eligieron tener.

Así sucede con nuestros padres. Ellos trabajan para ofrecernos lo mejor. Cuando nacemos, no sabemos caminar, ni hablar, ni preparar un sándwich. Recibimos todo de los que nos cuidan. Lo único que ellos nos piden es la obediencia.

Dentro de nosotros, tenemos un poco de Adán y de Eva y no siempre confiamos en que nuestros padres saben qué es lo mejor para nosotros. No siempre queremos obedecer, pero debemos obedecer, por amor y honra a ellos.

Obedezca hasta en las cosas pequeñitas

Aun en las cosas pequeñitas, como el horario para ir a dormir, no salir de casa sin avisar, no comer tonterías, hacer la tarea para el hogar, ir a la escuela... ¿qué más te dicen tus padres que no hagas o que hagas, o qué cosa te dicen a veces que, si lo haces o no, puedes ser castigado?

Así como Dios expulsó a Adán y a Eva del paraíso por la desobediencia, nuestros padres también están obligados a sacarnos algunas cosas que nos gustan para aprender a obedecer. Es para nuestro bien.

Pero no necesitamos aprender solo con el sufrimiento. Podemos aprender usando la inteligencia, viendo el error de los demás y eligiendo no hacerlo.

No podemos volver en el tiempo y deshacer la tontería que hicieron Adán y Eva con el mundo, pero podemos dedicarnos a no hacer nada parecido en nuestra vida. Podemos no invitar al mal a entrar en nuestra vida, obedeciendo a Dios y a nuestros padres. Al elegir la obediencia, nos mantenemos cerca de Dios y lejos del mal.

La obediencia protege

Obedecer a Dios, a los padres, a las maestras, a las leyes... La obediencia nos protege y nos ayuda a crecer felices, pues nos acerca a Dios. El mundo exalta la desobediencia porque este mundo está aún en las manos del mal.

Todo lo que el mal quiere es mantener a los niños apartados de Dios. Las personas quieren felicidad y éxito, quieren vencer en la vida, quieren realizar sus sueños. Pero, la única manera de lograr alcanzar todo eso es hacer un pacto con Dios. La obediencia es el secreto del éxito y de ser un vencedor.

Está atento a todas las cosas que tus padres te pidan y a todas las reglas que tienes deseos de desobedecer. Haz una elección inteligente, lucha contra tu voluntad y obedece. Para arreglar las cosas en tu vida, desde temprano, haz ese pacto con Dios.

CONCLUSIÓN:
Obedecer es ser inteligente. Ese es el secreto para ser un vencedor.
Repetir la frase:
¡La obediencia es el secreto del éxito y de ser un vencedor!
Observaciones para las tías:
         Hacerles preguntas a los niños (las que ponemos a continuación son sugerencias que pueden ser usadas, pero la tía, que conoce a los niños y que está con ellos en la clase, puede – y debe – crear sus propias preguntas relacionadas al tema, para interactuar mejor y hacerlos pensar, aplicando a su propia vida lo que oyeron).

         Pedir testimonios (es importante que los niños vean el resultado de lo que ha sido predicado. Al igual que el pastor muestra los testimonios de transformación de vida, es importante que la tía muestre también testimonios. Converse con los niños y vea lo que esas enseñanzas han hecho en sus vidas. Usted se sorprenderá y el Espíritu Santo orientará su trabajo).

Preguntas
1- ¿Por qué piensas que Dios quiere nuestra obediencia?
2- ¿Cómo te sientes cuando obedeces?
3- Cuenta una experiencia vivida al obedecer.

Tías - Educadoras y Consejeros: Comparen las respuestas de los niños y de los Teens según el ejemplo de respuestas que se ponen a continuación

Mejor Respuesta:

1- Porque Él es Dios y Padre, sabe y quiere lo mejor para Sus hijos. 
2- Me pongo triste y enseguida pido perdón, y empiezo a odiar lo que Lo entristece.
3- Cuente una experiencia suya con la obediencia.

NOTA: Interactuar con los niños y los teens, según las respuestas. Pedir dirección al Espíritu Santo.
Los temas son mensuales, pero las tías deben enriquecerlos con ejemplos diariamente.

Frases clave para dirigir la clase de niños menores:
Todo lo que Dios hizo era perfecto.
Dios hizo todo lo que el hombre necesitaba para ser feliz.

Dios le dio muchos árboles al hombre y, como reconocimiento, le pidió que no toque tan solo uno de ellos.
Aquel árbol representaba el diezmo.

El hombre fue ingrato y desobedeció.
Con la desobediencia, el pecado y la muerte entraron en el mundo.
Toda actitud tiene una consecuencia.

Debemos obedecer a nuestros padres por amor y honra a ellos.
Obedezca hasta en las cositas pequeñas.
Podemos elegir no equivocarnos y evitar el sufrimiento.

Al elegir la obediencia, nos apartamos del mal.
La obediencia protege.
La obediencia es el secreto del éxito.

Haz un pacto con Dios.

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Un Regalo Muy Especial EBI Diana turbay