Mes de Mayo
Siendo minoría en algún lugar, podemos darnos cuenta que estamos perdiendo alguna cosa. Sus compañeros no van a la iglesia y por eso nada que envuelva fe tiene importancia para ellos. Sus asuntos son diferentes y es normal que te traten como un ser de otro planeta. La presión de hacer lo mismo que todo el mundo es grande.
Hacen parecer que es normal mentir, desobedecer a sus papas, hablar palabras y cosas malas. Hacen parecer que da para vivir sin Dios y que la vida lejos de la fe es divertida y feliz. Pero, la verdad es que viven en una ilusión. Es imposible ser feliz sin Dios. El mal tiene prevalecido bien cerca de la vida de las personas. Generalmente, en las familias no hay paz. Hoy vivimos días bien diferentes de las décadas pasadas, acontecen tragedias, violencia, maldades. El miedo es constante en todo el mundo.
Las madres no se sacrifican más por sus maridos e hijos. Dejan a desear en el ejemplo de amor paciente y de sabias palabras para criar un ambiente tranquilo en casa. Por eso, los niños sufren con miedo, depresión, son rebeldes, indisciplinados e inseguros. La única manera de tener una vida que vale la pena, es desenvolviendo un relacionamiento con Dios.
Todos precisan llegar a un puerto seguro, encontrando solo las Promesadas de Él, que traen paz, seguridad y protección. Usted no gana nada siendo uno más en el mundo. Pero, si se torna un hijo de Dios, ganara una vida que ninguno de tus compañeros pensó que existe. Vale la pena agradar al Señor Jesús y desagradar al mundo entero. El vino a este mundo para comprar con su Sangre la salvación para todos los que en El cree que entonces, pueden decir:
“El Señor es mi luz, y mi Salvación, ¿de qué tendré miedo? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿a quién temeré?” Salmos 27:1.
El miedo no te dominara más. Andarás en la fe, en paz con todos y seguro de la presencia y protección de Dios. Esa es la verdadera felicidad.
La economía del país puede estar pasando por un caos, en la escuela puedes estar sufriendo bullyng, mas nada ni nadie podrá entristecerte si optas por esa fe racional, asumiendo la condición de Hijo de Dios y practicante de su Palabra Fiel. Vale la pena ser tratado como un extraño por hacer lo cierto para construir un futuro.
Si todos tuviesen una idea de la preciosidad de la fe, jamás la despreciarían. Pero ellos están ciegos. Depende de ti no tener vergüenza de asumir su fe, sabiendo que ella es un tesoro que recibiste. El resultado de ella en su comportamiento hablara por sí. Aunque los otros lo desprecien en el comienzo, están observando y viendo que eres diferente y feliz.
En la hora cierta, el Propio Dios te dará la oportunidad de hablar de Jesús para ellos. Si te tornas un testimonio vivo de las maravillas de Dios ahora, podrás invitar a las personas a conocer a su Señor, que todo puede, y decir:
“Pues no me avergüenzo del evangelio, porque es el Poder de Dios para salvación de todo aquel que cree” Romanos 1:16
Yo creo. ¿Y tú?
Ester Bezerra
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