Génesis
29.1-30; 30.27-43
Enseñar
a los niños que debemos redir de nuestros sueños.
“Si
permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y
se les concederá.” (Juan 15.7)
INTRODUCCIÓN
Educadora,
lleve para la clase ilustraciones de un niño y de un juguete. Pegue (con cinta
adhesiva) la ilustración del niño de un lado de la pizarra o mural y el del juguete del lado opuesto.
Inicie la clase diciendo: ¿Ustedes están viendo este niño aquí? (Apunte para la
ilustración). Digamos que él tiene un sueño de ganar este juguete (Apunte para
el juguete). Pero hay una cosa que él debe hacer para recibir este juguete,
tendrá que andar todo esto hasta aquí (dibuje, con una tiza o marcador, un
camino bien largo de una ilustración a la otra, o simule un camino bien largo
con varios obstáculos), y después pregunte: ¿El camino es muy largo? ¿Será que va a tardar mucho para que el niño
consiga el juguete que desea? ¿Creen que él se va a rendir? (Espere la
participación). En al historia de hoy conoceremos un hombre que quiso mucho,
pero mucho mismo una cosa que él luchó hasta conseguirlo. ¿Saben quien fue?
¡Entonces presten mucha atención!
EL CASAMIENTO DE JACOB
AL SER
bendecido, Jacob tuvo que huir para otra ciudad, pues su hermano Esaú se quedó
furioso y pensaba en hacerle mal. Jacob ando mucho tiempo y durmió muchas
noches en el camino y, cierta noche, é usó hasta una pierda como almohada.
Jacob llegó en la ciudad adonde su tío Labán vivía y vio una pastora cerca de
un pozo sacando agua para las ovejas. Jacob preguntó si conocían a su tío
Labán, y los pastores dijeron que si y mostraron a Raquel, su hija. La joven
era pastora de ovejas y estaba llegando para dar agua al rebaño.
Jacob ayudó a Raquel a dar agua para las ovejas y se presentó para ella
diciendo que era su pariente. Raquel corrió y le contó al padre que el primo
había llegado. Jacob trabajó por mucho tiempo para su tío, sin recibir nada en
cambio. Pero, un día Labán preguntó a Jacob cuanto que a él le gustaría ganar.
Fue ahí que él contó que amaba a Raquel y que iría a trabajar con ella sin
ganar nada durante siete años y, a cambio, pidió la mano de Raquel en
casamiento. Labán aceptó y Jacob trabajó durante siete años alegremente. Al
fin, llegó el gran día, el día del casamiento. ¡Jacob estaba muy feliz! Pero,
en el momento del casamiento, Labán en vez de darle a Raquel, le dio Lía, la
hija más vieja. Jacob reclamó con el tío y dijo que había trabajado para
casarse con Raquel y no con Lía. Pero, él explicó que la hija más nueva no
podría casarse primero que la más vieja y que, después de una semana, se le
entregaría Raquel por el trabajo de más de siete años.
En aquella época, el hombre podía tener mas de una esposa y Jacob amaba
tanto Raquel que aceptó el nuevo acuerdo del tía. Él no se preocupó con el
tiempo que todavía tendría que trabajar por causa del amor que sentía por
Raquel. Saben niños, Dios permitió que Jacob esperase aquel tiempo todo, pues,
mientras eso, él aprendería a cuidar de ovejas y así se tornó más rico que su
tío.
CONCLUSIÓN
Nada hizo Jacob para rendirse se su sueño.
Él perseveró durante 14 años, pues tenía la certeza que alcanzaría la victoria.
Hay veces que las personas quieren recibir una bendición de Dios, pero no saben
esperar. Por eso, amiguitos, se ustedes pidieron algo a Dios y todavía no
recibieron, no se rindan, pues Él irá bendecirlos en el tiempo exacto.
Continúen orando y creyendo en Dios y no se rindan de sus sueños.
CHARLA DIVERTIDA
Educadora, lleve un reloj para la clase.
Muestre el reloj y pregunte a los niños: ¿Qué objeto es este que tengo en
manos? (Espere la participación). ¿Ustedes saben para que sirve el reloj? Él
sirve para marcas las horas, o sea, el tiempo que pasó. Cuanto tiempo gastamos
en una tarea, cuanto tiempo falta para terminar la clase, etc. ¿Quien de aquí,
en el colegio, ya se sintió ansioso y quería que terminase bien rápido para
poder volver para casa? ¡Ya se dieron cuenta que cuanto más la gente mira al
reloj y se preocupa con el tiempo, pero tarda en pasar! Jacob no se quedó
ansioso para ver su sueño tornándose realidad, ¡no, nada de eso! Él confió que
un día ocurriría aquello que más deseaba. Nosotros también debemos ser así,
esperar y creer en aquello que Dios promete en Su palabra.
Aqueo que conoce a Dios no se preocupa con
el tiempo y, si con Él, pues, hay veces que las cosas pueden tardar, hay tiempo
para todo. El tiempo de Dios no es el nuestro, por eso necesitamos ser
perseverantes.
Niños, ¿ustedes quieren aprender a esperar
y recibir todo en el tiempo de Dios? Entonces, durante toda esta semana, al
despertarnos iremos orar pidiendo a Dios para que nunca vengamos a rendirnos y
desistir de nuestros sueños y peri a Él que saque toda ansiedad, ¿amen?
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