Por eso educadora en el momento que usted este contando la historia de la Biblia a los niños, haga de todo su corazón porque esta semilla será sembrada en el corazón de ellos y mañana usted verá el fruto, cuando este niño ya sea grande haciendo la voluntad de Dios, en su obra, esto solo va acontecer si usted da su mejor hablando con los niños en Espíritu y no en la carne.
Cada educadora debe dedicarse en enseñar la salvación a los niños, porque no es la voluntad de Dios que estos niños se pierdan, y usted educadora es un instrumento en las manos de Dios.
Por eso haga todo lo que hay que hacer: Baile, cante, enseñe, juegue, enseñe a los niños a usar la fé como verdaderos herederos de las promesas de Dios, haciendo prueba de sus bendiciones, enseñe a los niños a ser testimonios del Señor Jesús, teniendo un comportamiento ejemplar, diferente a los que no conocen de Dios. Así usted estará preparando hombres y mujeres de Dios.
Nuestro deber es enseñar a los niños, el Señor Jesús fue nuestro ejemplo, él en todo su ministerio siempre estaba enseñando a los demás.
Tenemos que transmitir Espíritu a los niños cuando estemos contando la historia de la Biblia, hay educadoras que cuando hablan de la Biblia a los niños ella transmite vida, pero sin embargo hay otras que cuando hablan hacen como profesionales y no transmiten nada a los niños, hacen lo que están acostumbradas a hacer, pero no siembran ninguna semilla en el corazón de los niños. Hay muchos profesores en un colegio pero no todos alcanzan a los estudiantes, no todos saben enseñar.
Usted debe pedir dirección a Dios, de lo que usted debe hacer, saque tiempo y dispóngase, para que el Espíritu Santo hable en su corazón, y usted sepa lo que Dios quiere que usted haga y así los niños sean tocados por Dios.
En cada clase que usted haga tiene que acontecer algo especial, es como la fe sobrenatural, así usted será más usada por Dios, y de sus manos van a salir muchos hombres y mujeres de Dios.
Instruye al niño en su
camino y aun cuando fuere viejo no se
apartara de él. Proverbios 22:6)
En la fé Simone
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