Al Señor Jesús le gustaba mucho contar historias. Un día, para hablar sobre el Reino de los cielos Él uso una semilla bien pequeña, pero muy pequeña. Eran semillitas de mostaza. ¿Quién aquí ya vio semillitas de mostaza? Muestre para los niños la semillitas. Entonces, aquí en nuestro país tenemos ese tipo de mostaza, y su semilla también es bien pequeña, pero la diferencia es que la semilla que Jesús hablo en su historia era la mostaza de la región de Palestina, un país bien distante de aquí. Ella, después de plantada, crecía y se tornaba en un árbol bien grande, pero tan grande, que hasta los pajaritos hacían nidos en ella. El Reino de los cielos es así. Cuando abrimos el corazón para que Jesús, una semilla llamada fe es plantada dentro de nosotros. Con el tiempo, participando de la Ebi, escuchando y obedeciendo la Palabra de Dios, ella crece y nos va transformando lentamente, ahí dejamos de hacer las cosas erradas que hacíamos antes como mentir, pelear, desobedecer… tan diferentes que nuestros compañeritos perciben y quieren ser como nosotros. La fe también nos ayuda a vencer todos los problemas.
Conclusión:
Es muy importante que tengamos fe y aunque ella sea pequeñita como un grano de mostaza, ella puede ayudarnos en los momentos difíciles. Quien desea tener mucha fe, ¡levante la mano!
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