Había una vez un niño muy inteligente, llamado Fabio. Le gustaba mucho ir a la EBI, pero en la salita no prestaba atención en nada y aún quitaba la atención de sus otros amiguitos. A Él también le gustaba jugar en el frente de su casa. Cierto día la mamá le regaló un auto muy lindo de color verde, quedó tan contento que fue enseguida a mostrárselo a sus compañeritos. Pablito, quedó muy triste al ver el auto en sus manos, pues él tenía solo uno y medio viejito y su vecina se lo había regalado. ¡Pobre Pablito! El sintió envidia del amiguito porque no conocía a Jesús. Nosotros que conocemos a Jesús nunca tenemos que tener envidia de los otros.
Un día, su mamá preparó un almuerzo súper especial e invitó a todos sus amiguitos. Ellos quedaron muy felices porque iban a comer torta, galletas y gaseosa. ¡Hum! que delicia…de repente a Fabio se le ocurrió jugar a las carreras de autos; les prestó uno, menos a Pablito porque había llevado el suyo. Ellos empezaron la carrera y en la primera partida Pablito quedó enojado porque su auto llegó de último.
Muy enojado agarró el auto de Fabio y lo tiró al piso tan pero tan fuerte que lo destruyó. Para vengarse Fabio agarró el carrito de él y también hizo lo mismo. ¡Ahhh niños! Todo se tornó un lío.
Pablito empezó a llorar y la madre de Fabio fue a ver qué era lo que estaba pasando. Después de conocer la situación, ella habló con su hijo y le dijo que había reaccionado de una forma equivocada, pues él conocía a Jesús y sabía que no podía ser vengativo. Por otro lado Pablito no conocía a Jesús y por eso no sabía que era correcto. En el mismo momento Fabio quedó muy avergonzado y decidió pedir perdón. Los dos se abrazaron y volvieron a quedar felices nuevamente.
CONCLUSIÓN
En aquel día, Fabio aprendió dos grandes lecciones: él necesitaba prestar más atención en las clases de la EBI, para así aprender más de la Palabra de Dios y nunca, nunca, vengarse de nadie, pues eso no agrada a Dios. ¿Entendieron niños?
CHARLA DIVERTIDA
Educadora lleve a la salita un radio con CD´S de músicas infantiles bien animadas y el cartel de la semana. Elija dos niños y pídales que vayan al frente de la sala. Coloque uno enfrente del otro, después diga para el resto: tu (uno de ellos) haga varios gestos y tú (el otro niño) debe imitarlo en todo. Coloque la música y que comience el juego. Haga lo mismo con todos los niños. Cuando terminen pregúnteles si a ellos les gusta que los estén imitando todo el tiempo (espere respuestas) nosotros que conocemos a Jesús, tenemos que ser diferentes en nuestra manera de actuar. Si alguien pisa nuestro pie debemos ignorarlo y no devolver lo que me hicieron. Porque así estaremos siendo vengativos.
Miren lo que nos enseña el versículo de la semana (muéstrelo). Aproveche el momento y aplique una de las
técnicas de memorización que está en el manual de “tía en acción”. Refuerce y dígales que Jesús no se agrada de la venganza. Él dice que oremos y perdonemos a aquellos que nos persiguen. Haga un propósito de oración con los niños toda la semana para no ser vengativos.
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