LA ALEGRÍA

MEDITEMOS JUNTAS...

Es fácil olvidarse de las cosas grandes que Dios hizo por nosotros. Solamente el hecho de El haber dado a su hijo para garantizarnos la vida, ya seria suficiente para que nosotros estuviéramos alegres. Por lo que El nos enseña a vivir por la fe, nos muestra su misericordia, nos ofrece su Espíritu, la paz interior, nos consuela, nos da un sueño tranquilo, certeza de la victoria, vida abundante y la salvación de nuestra alma.

Debemos pedirle a Dios lo que queremos, si; debemos cobrar el cumplimiento de sus promesas, también, obviamente. Pero no podemos olvidarnos de ser gratos por lo que El ya hizo, por lo que El ha hecho y también por lo que  El hará. pues eso es un paso de fe. Piense hoy en todas las cosas que Dios hizo en su vida. Agradezca por lo que El ha hecho en su vida. Agradezca hasta por los problemas que le han permitido a usted aproximarse mas a Dios y conocerlo mejor. Agradezca por las persecuciones, por las tribulaciones. Agradezca por el libramiento que El le va a dar.

Usted percibirá una alegría inexplicable en su interior. No es una alegría común, placer momentáneo o cosa parecida. Esa alegría no tiene nada que ver con la alegría de este mundo. Antes es una alegría inexplicable, gozo singular, que solo el que experimenta sabe lo que es, pero no sabe explicar. Es la señal del Espíritu de Dios. El placer de ser llamado de hijo por el propio padre, compensa cualquier tribulación. Esa es la alegría que nadie puede quitar.

Sea agradecido por lo que Dios hizo en su vida.

Obispo Macedo

Día 03/02 del libro El pan nuestro para 365 días.