ABUSO INFANTIL

Fui violada por mi padrastro

“Cuando mi madre se casó por segunda vez, trajo a la casa a quien se supone la protegería y ayudaría a cuidar en la educación y formación de sus hijas de la relación anterior: mi hermana mayor muy jovencita, y yo de tan sólo 4 años.

No recuerdo cuando empezó el abuso por parte de mi padrastro, del hombre al que hasta aquel momento y tiempo después, representaba la figura del un padre.

A esa temprana edad aún no podía comprender que era malo la forma en que me tocaba, pero en algún momento comprendí que me tocaba de una forma que un padre no debería tocar a una hija. Me lo callé, no se lo dije a mi madre, porque siendo ella de un carácter muy difícil temí a los golpes, golpes que me llegaban por cosas más simples, como cuando algo no quedaba bien limpio, o cuando me retrasaba 5 minutos para volver de la escuela…”

Interrumpamos un momento el relato de nuestra amiga, miremos ahora las consecuencias del abuso sexual cuando éste comienza a una edad en que debemos sentirnos seguras en el ambiente que estamos creciendo.
Veámoslo desde el punto de vista de una niña echa mujer a fuerza de injusticias y descuidos:

“A los 11 años mi padrastro ya no se conformó con sólo tocarme, hizo mucho más, me arrancó mi inocencia, me arrebató mi niñez.

Recurrí a mis maestros y éstos a su vez a las autoridades. Lo llevaron a prisión, 2 días, ¡DOS DÍAS! Nosotras, mi hermana y yo, estuvimos fuera de casa por dos semanas en un hogar temporal, jamás hablamos de mi madre, estábamos asustadas y mi hermana me culpaba de todo, me decía que por no haberme quedado callada no estábamos en la casa.

Regresamos a casa y qué alegría, no se hablaba nada del tema y él no estaba, los golpes se terminaron y pensé que por fin hice algo bueno. Ya no era la “estúpida, inútil, pendeja” que eran los insultos más comunes de mi madre. No sé qué dolía más, si los golpes físicos o los insultos.

A mis 11 años ya sabía muchas cosas de la vida, los abusos de mi padrastro siguieron y no sólo de él sino de dos de mis primos y un desconocido que sin ninguna consideración por mi corta edad me violó sin ninguna misericordia. Yo me lo callé todo por miedo. No sé si por el miedo que me inculcó mi madre o miedo al qué dirán o de qué pasará. No sabría decirlo, sólo sé que era simplemente miedo, muchas veces mi madre trajo el tema de mi padrastro a conversación, no sé si quería convencerme o convencerse a si misma que no había pasado, me dijo muchas veces que yo mal interpreté los gestos amables de su esposo, ¿y cómo podía yo, mal interpretar si fui yo la violada por mi padrastro sin ninguna piedad?”.

Relato de una mujer cuando era niña………

¿Por qué callamos las madres? ¿Por qué no protegemos a quien depende de nosotras? ¿Será por acallar nuestra conciencia, miedo a quedarnos solas, o puede más el amor de un hombre que el de una hija?

Lamentablemente, esos son casos que los vemos muy seguido, niñas a las que se les arranca su inocencia.

 Actos que se ven cubiertos por las madres, que profesan un amor incondicional a su pareja, que aun sabiendo lo que está pasando bajo el mismo techo, se callan y pretenden ignorar aun cuando actos tan aberrantes están sucediendo en la misma casa.

Si a usted le paso esto, o hoy está viviendo en un hogar donde existe abuso, busque ayuda “NO TE CALLES”

Salga de este círculo de violencia sea el cual sea.

Le invitamos a que busque a uno de nuestro centro de ayuda más cerca de usted para recibir apoyo y ayuda  Espiritual.

Para más informaciones

Teléfono: (*1) 373-0095  ext. 204

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